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Los siguientes estudios de caso se tomaron del informe Entorno de amenazas contra la seguridad | Servicio de Inteligencia de Seguridad de Nueva Zelanda. En estos estudios de caso, “Estado extranjero” significa cualquier país que no sea Nueva Zelanda, es decir, todos los países menos Nueva Zelanda.
Según el Servicio de Inteligencia de Seguridad de Nueva Zelanda (NZSIS) la injerencia extranjera es un acto perpetrado por un Estado extranjero, a menudo a través de un representante, que tiene por objeto afectar, perturbar o subvertir los intereses nacionales de Nueva Zelanda por medios engañosos, corruptos o coercitivos. La actividad diplomática o el cabildeo normales, así como otros esfuerzos genuinos y manifiestos por influir, no se consideran injerencia.
Estudio de caso 1
En 2023, un Estado extranjero utilizó a uno de sus contactos en Nueva Zelanda para presionar a un consejo local ofreciéndole ayuda para financiar un evento comunitario si aceptaba restringir la participación de un grupo religioso en particular. El Estado extranjero quería que se supiera que el grupo estaba prohibido en su país y que llevaba a cabo actividades "contra la voluntad" de la comunidad del Estado radicada en el exterior.
Estudio de caso 2
El NZSIS tiene conocimiento de que varios diplomáticos que representan a un Estado extranjero tienen vínculos con una serie de grupos de estudiantes neozelandeses asociados con la población de ese Estado radicada en el exterior. Los diplomáticos han utilizado esos vínculos para influir en los integrantes de los grupos a fin de que quienes resulten elegidos para ocupar puestos de liderazgo sean políticamente leales al Estado extranjero. Han optado por ocultar su vínculo con los grupos estudiantiles para evitar acusaciones de injerencia en la sociedad académica. Comportarse de esa manera es un ejemplo de injerencia extranjera. Pretenden controlar la opinión que esos grupos y sus integrantes tienen del Estado y detectar a los posibles disidentes.
Estudio de caso 3
Un pequeño número de Estados extranjeros recopilan información sobre algunas comunidades de Nueva Zelanda. A menudo, esos Estados utilizan a algunas personas de la comunidad para vigilar a quienes ellos consideran disidentes que residen en Nueva Zelanda y recopilar datos personales sobre ellos. Esa información se puede utilizar para llevar a cabo acciones de represalia, como cancelar visas o afectar a los familiares que aún viven en el país extranjero. En 2023, un Estado extranjero denegó la solicitud de visa de una persona neozelandesa que intentaba visitar a su familia en el país debido a su asociación con un grupo comunitario que al Estado extranjero no le agradaba.